Aymamí: «La edad del jugador medio ha disminuido»
La Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge de l'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) es uno de los centros más reputados y prestigiosos en lo que a tratamiento de la ludopatía respecta. El departamento se fundó en 1996 y, durante sus 20 años de existencia, han tratado con adictos a múltiples juegos de azar, pero, en la actualidad, existe una corriente que preocupa sobremanera a los profesionales sanitarios que integran el centro: el juego online, dentro del que las apuestas deportivas se erigen como la categoría más popular y exitosa.
La psicóloga Neus Aymamí atesora una dilatada experiencia tratando adicciones | Fuente: Hospital Universitari de Bellvitge
La profesora asociada del Departament de Psiquiatria i Psicobiologia Clínica de la Universitat de Barcelona, Neus Aymamí, también ejerce como psicóloga de la Unidad, donde cada año reciben a más de 400 personas que solicitan ayuda relacionada con el juego a través de Internet. La doctora Aymamí forma parte de un equipo pionero en el tratamiento de una de las principales adicciones comportamentales y, desde su dilatada carrera y sus años de experiencia, destaca el rejuvenecimiento del perfil del jugador y el auge de las apuestas deportivas, que opositan a convertirse en la modalidad estrella.
Sin duda, puede aprenderse mucho de esta psicóloga, por lo que recurrimos a ella para trazar un amplio recorrido sobre las cuestiones más importantes abordados a lo largo del reportaje. ¡Escuchémosla!
La doctora Aymamí es una especialista en psicología clínica. Dentro de su campo de estudio, ha tratado con un sinfín de personas, cada una de las cuales presenta unas características y unas circunstancias muy concretas. A partir del análisis de los casos, la psicóloga determina que se han producido cambios reseñables, tanto en el perfil del jugador medio, como en la popularidad de los juegos, donde el mundo online se impone cada vez de forma más contundente sobre el tradicional.
Además, la psicóloga resalta que una de las principales variaciones reside en la proliferación de estímulos que condicionan, motivan e incitan a la población, y facilitan su acceso al juego. Aun así, Aymamí insiste en no distinguir entre un perfil estándar de jugador tradicional y otro online, pues no se detectan diferencias sustanciales entre los usuarios de unos juegos y otros.
Sin embargo, a pesar de que no se aprecien dos grandes grupos diferenciados –usuarios tradicionales y usuarios digitales-, sí que se han modificado algunos rasgos del jugador medio. Entre ellos, destaca la disminución de la edad y la mejora de sus condiciones socioeconómicas.
Pero el boom alcanzado por las apuestas deportivas no es casual ni aleatorio, sino que puede comprenderse a partir de una serie de rasgos inherentes a su naturaleza. Desde la presencia del factor tecnológico, que le imprime un halo de modernidad y aumenta la intimidad y la accesibilidad del usuario, hasta la ausencia de la necesidad de invertir grandes cantidades, Aymamí apunta las claves de su éxito.
Tampoco puede descuidarse el indudable atractivo que supone el vínculo con el mundo del deporte. Este nexo permite plantear el desafío de probar los conocimientos de los tahúres, quienes, en muchas ocasiones, al enfrentarse a este reto intentan partir desde la lógica, y olvidan uno de los elementos definitorios de esta práctica: el azar.
Tras conocer las peculiaridades propias de las apuestas deportivas, resulta indispensable hacer referencia a un factor ajeno a su funcionamiento, y común al mundo del juego a través de Internet: la publicidad. Actualmente, es innegable que la población se encuentra sometida una sobreexposición de mensajes promocionales; es imposible seguir un partido de fútbol por la radio o la televisión sin recibir un impacto de alguna empresa del sector, y los periódicos deportivos –tanto los digitales como los impresos- también se encuentran repletos de anuncios de este tipo.
Aymamí valora que la población de riesgo se ha ampliado hasta la juventud, que es un grupo muy sensible; ¿el motivo? Son altamente influenciables, especialmente por sus ídolos, y hay muchos iconos del deporte involucrados en este mundo; algunos protagonizan anuncios o prestan su imagen a las casas de apuestas, y otros incluso desempeñan la práctica del juego.
El problema no es tanto la presencia de la publicidad como su exceso. Por este motivo, debería plantearse la opción de regularla, controlarla y moderarla, como sucedió con otros productos nocivos como el tabaco y el alcohol. Aymamí lamenta que, como sucede en otros ámbitos, esta regulación no avanza tan rápido como el conflicto en sí.
La educación doméstica también es primordial, y en este punto las familias adquieren un rol fundamental, pues deben concienciar a los más pequeños acerca de esta práctica, del mismo modo que les advierten de otros riesgos como las drogas.
Por último, la doctora establece una diferencia muy clara entre los jugadores ocasionales y los adictos. La psicóloga enfatiza que el peligro no depende tanto del juego como de la persona, y que los problemas aparecen cuando el uso deriva en abuso.
Tras conocer la visión de Aymamí, podemos concluir que el auge de las apuestas deportivas constituye una situación conflictiva, acentuada por la presencia de una publicidad sin mesura ni control. Entre los damnificados potenciales se encuentra la juventud, un colectivo sensible y moldeable, que precisa de una especial protección y, por descontado, de una mejor educación. La edad del jugador medio ha disminuido, pero también es importante subrayar que no todos los usuarios sufren problemas con el juego, y que el hecho de apostar de forma esporádica no deriva irremediablemente en la adicción, pues existen grandes diferencias entre los jugadores ocasionales, que recurren a esta práctica como mecanismo de ocio, y los ludópatas, aquellos que se ven desbordados por la situación y no son capaces de controlar el impulso que les empuja a jugar.
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