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El impacto digital sobre los jugadores

de apuestas deportivas

Los juegos de azar llevan vinculados a la historia de la humanidad desde tiempos inmemoriales. Desde los dados egipcios, que datan de la Edad Antigua, hasta el Sorteo Extraordinario de Navidad –comúnmente conocido como el Gordo-, celebrado cada 22 de diciembre, la afición por esta clase de entretenimientos no ha desparecido con el transcurso de los siglos. Susana Jiménez Murcia, especialista internacional en ludopatía y trabajadora de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, señala que el reto de poder acertar, la distracción, la motivación de ganar un premio y la búsqueda de excitación y novedad son los principales factores que incitan a las personas a practicar este tipo de actividades.

 

A pesar de que la filia por esta práctica se mantiene, el juego ha evolucionado y se ha adaptado a los rasgos característicos de cada época. Por consiguiente, en la actualidad se ha visto afectado por el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, un condicionante tan relevante que el sociólogo Manuel Castells se refiere a la etapa actual como sociedad de la información. Uno de los ejes sobre los que se ha articulado esta revolución tecnológica ha sido la aparición y expansión de Internet. La Red ha modificado infinidad de aspectos de la vida diaria, y su repercusión también es palpable en el mundo de los juegos de azar. Resulta especialmente llamativa la proliferación de operadores privados que desempeñan su actividad de forma virtual registrada durante los últimos años.

 

Esta modificación ha afectado a la forma de jugar, y, además, al variar el tablero también evolucionan los jugadores. El doctor Augusto Zafra, psiquiatra y director del Centro de Desintoxicación Ivane del Hospital Nisa Aguas Vivas, detecta cuarto características principales que definen este nuevo juego: la fácil accesibilidad, la inmediatez de respuesta, el anonimato y el entorno íntimo que generan las nuevas tecnologías. Estos rasgos provocan que las personas con ludopatía acentúen el comportamiento adictivo, obsesivo y descontrolado. Además, cabe destacar que, a diferencia de lo que sucede con el juego tradicional, la apuesta virtual no implica la necesidad de disponer de dinero efectivo, por lo que los jugadores online no son tan conscientes de la cantidad de dinero que invierten. Otra cuestión que puede motivar esta pérdida de conciencia reside en que los operadores suelen facilitar bonos con dinero extra a los nuevos usuarios como incentivo, para aumentar el atractivo del producto, de modo que el tahúr puede considerar que está gastando una cantidad menor a la que realmente arriesga.

 

Los datos refrendan este planteamiento, y corroboran que se ha registrado una notable variación. Según Augusto Zafra, hasta el 2012, el 100 por ciento de los afectados por la ludopatía presentaban adicciones a juegos presenciales, como las máquinas tragaperras, el bingo y el casino; sin embargo, Zafra vaticina que durante 2016, los adictos al juego online superarán el 50 por ciento de los casos.

Dentro de las múltiples posibilidades existentes en la Red, las apuestas deportivas han adquirido relevancia durante los últimos años. Su vinculación al deporte se erige como una de las claves de su éxito, pues aumenta su atractivo y, en cierto modo, las camufla como si fueran un pasatiempo. Las personas que apuestan para intentar predecir lo que ocurrirá en un evento deportivo suelen gozar de una mejor consideración que, por ejemplo, aquellos que optan por el bingo o las tragaperras.  Una de las particularidades de esta modalidad reside en que presenta una doble vertiente, pues las apuestas pueden efectuarse tanto mediante máquinas ubicadas en bares, cafeterías o salones de juego, como a través de sus portales web.

 

Llegados a este punto, es importante añadir que la incursión cibernética del juego ha afectado al perfil del usuario, y la adicción compulsiva se ha expandido hacia sectores de la población más extensos. Uno de los grupos de riesgo lo integran los menores de edad, pues, como denuncian Irene Montiel y Enrique Carbonell en El juego de azar "online" en los nativos digitales, «casi una quinta parte de nuestros adolescentes han jugado a apuestas online antes de cumplir la mayoría de edad; y una parte muy importante lo hace de forma habitual con el riesgo de adquirir una adicción».

 

El presente trabajo pretende profundizar en los nuevos perfiles de usuario derivados a partir de la proliferación de los operadores que permiten el juego a través de Internet e indagar acerca de las posibles repercusiones sociales que derivan de esta práctica, haciendo especial hincapié en las apuestas deportivas.

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